
Por Tania Díaz Castro
Eran un secreto a voces los fusilados por el castrismo en la Sierra Maestra, al mismo comienzo de la Revolución Cubana. Nada nos fue ajeno durante aquellos primeros años de la década del sesenta. Se comentaba en voz baja, a discreción y se repetían nombres como Marquitos Rodríguez o Sosa Blanco.
¿Cuántos fueron en total? La gente trataba de conocer el número exacto de los que eran fusilados cada día. Los más curiosos escuchaban estaciones de radio extranjeras que podían exagerar o no. Pero en realidad, era la comidilla del pueblo, a espaldas de la Policía y del gobierno, que nada decían sobre el tema.
Los fusilados como espectáculos mediáticos
En la televisión salieron algunos de los que serían fusilados minutos u horas después. Parecían cadáveres vivientes, zombis sin miradas, piltrafas humanas apenas sin voz. Los vimos a lo largo de minutos interminables, tratando de parecer hombres en pleno derrumbe mental.
Los más sensibles nos compadecimos, nos alejamos de la pantalla del televisor, porque aunque se viera mal, los perdonábamos como cristianos que éramos, como hijos de Dios. Dicen que cuando los pusieron de pie ante el paredón, amarrados, convertidos en guiñapos humanos, no eran necesarios los tiros. Estaban muertos en vida, destruidos. Nunca más volverían a ser personas.
Los archivos de Armando Lago
Pasó el tiempo y todo comenzó a saberse. Un día, supimos de un hombre nombrado Armando Lago, y todo está en su Archivo Cuba. Fueron, desde el primero de enero de 1959, hasta agosto del 2020, 6814 los fusilados. ¿Estarán incluidos ahí los que a la menor sospecha de traicionar a los guerrilleros, eran muertos a tiros amarrados de un árbol?
Así, todo se sabe: los que fallecieron en prisión, los perdidos en el mar, los presos políticos, el número de muertos de Batista que fueron 1588, no 20 mil como repite la prensa del régimen. ¿Y qué decir de las prisiones, solamente doce antes de 1959 y hoy más de doscientas de Fidel y Raúl Castro? ¿Qué decir de esas prisiones de niños y niñas de 16 años, convertidos de la noche a la mañana en reos, porque una ley impuesta dejó de verlos como niños?
Vivimos en un país libre, me dicen. Pero, ¿cuántas vidas costó esa libertad, cuál es el costo de una revolución que hoy solo puede garantizar a duras penas un pancito diario de 80 gramos a cada persona? Mientras, el éxodo de cubanos no se detiene, los niños viven sin juguete desde hace años, los estantes de las tiendas están vacíos. Un país que vive de espaldas a una población que carece de todo y que no puede protestar en las calles.
Se me olvidaba decirles que yo también iba a ser fusilada por una causa de Rebelión, después de ¨vivir¨ seis meses en una tapiada de la Seguridad del Estado y que cuando me dieron la noticia, dije: ¨No lo creo, ustedes nunca han fusilado a una mujer¨. Pero me contestaron: tampoco a un héroe de la Patria¨. Los temblores del cuerpo no me dejaron decir nada más.
Tania Díaz Castro, Santa Fe, abril 2022
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Parte de la historia de Cuba, debe ser conservada, divulgada sin omitir una coma. Seria y responsablemente , para que cada cual saque sus propias conclusiones. Gracias Tania por “parir “ tantas verdades:
Buenos Dias, me ha alegrado que hayas compartido una vez mas de tanta verdad oculta y irresponsabilidad de tantos de callar o que también saben, Gracias de nuevo, tengas un. buen dia.-
Muy buen artículo aunque se trate de los crímenes llevados a cabo por la na roboilusión que solo trajo muertos y miserias de todo tipo!